¿CÓMO PODEMOS MEDIR EL RIESGO Y PELIGRO DE VIOLENCIA?

MEDICIÓN DE VIOLENCIA CONTRA MENORES Y MUJERES

INDICADORES Y FACTORES DE PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

EVALUACIÓN DE LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO DE LA VÍCTIMA

Para poder verificar si un menor o persona vulnerable está en riesgo, necesitamos un sistema que valore la situación socio familiar del menor. Disponemos de escalas de valoración como, por ejemplo, APGAR familiar o EPV y, por otro lado, contamos con la identificación de indicadores y factores de riesgo y protección hacia el menor.  Pero también necesitamos unsistema que evalué la credibilidad de la declaración de la víctima,para lo que contamos con la guía de la evaluación del testimonio en violencia de género (GAT-VIG-R).

IDENTIFICACIÓN DE INDICADORES Y FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN HACIA EL MENOR DE INDICADORES Y FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN HACIA EL MENOR

La ORDEN BSF/331/2013, DE 18 DE DICIEMBRE, aprueba las LISTAS DE INDICADORES Y FACTORES DE PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES, para la valoración de las situaciones de desprotección de los mismos. Define indicadores como “los datos que nos muestran que existen probabilidades de que la situación sea perjudicial para las personas implicadas”. Los factores de riesgo “son las condiciones o circunstancias del niño, la familia o su entorno que pueden contribuir a hacer aparecer o aumentar una situación perjudicial para el niño”. Los factores de protección “son las condiciones o circunstancias que potencian el desarrollo del niño o el adolescente y reducen las probabilidades de que aparezca una situación de riesgo o desamparo”.

1. LISTAS DE OBSERVACIONES DEL REGISTRO UNIFICADO DE LOS MALOS TRATOS INFANTILES, QUE ESTABLECE EL ARTÍCULO 86 DE LA LEY 14/2010, DE 27 DE MAYO

Listado establecido a los efectos de detección, prevención y de estadística, que debe recibir todas las notificaciones de maltrato detectada por cualquier servicio, departamento o administración; y que se aplica para la detección precoz y el asesoramiento ante situaciones de maltrato infantil o de riesgo. Dirigido a la ciudadanía en general, y principalmente a los sectores policial, social, educativo, y de salud.

1.1. Aspecto físico y situación personal del niño o el adolescente

  • La higiene del niño o el adolescente es deficiente.
  • La alimentación del niño o el adolescente es descuidada o insuficiente.
  • El niño o el adolescente muestra cansancio habitual.
  • Manifestaciones de dolores físicos por parte del niño o el adolescente.
  • El niño o el adolescente es receptor de violencia física de forma intencionada.
  • El niño o el adolescente puede estar sufriendo actualmente abusos sexuales.
  • El niño o el adolescente sufrió, en el pasado, maltrato.
  • El niño o el adolescente tiene síntomas compatibles con haber sufrido o estar en riesgo de sufrir mutilación genital.
  • Manifestaciones de otras personas, profesionales o miembros de la familia.
  • Situaciones que hacen que el niño o el adolescente se encuentre gravemente desprotegido.
  • El niño ha sufrido desatenciones graves y/o agresiones antes de su nacimiento.

1.2. Área emocional y comportamental del niño o el adolescente

  • Conductas disociales y/o agresivas del niño o el adolescente (dentro o fuera de la escuela).
  • Conductas de riesgo hacia el propio niño o adolescente (dentro o fuera de la escuela).
  • El niño o el adolescente consume sustancias tóxicas.
  • El niño o el adolescente manifiesta miedos y/o angustias.
  • Alteraciones del niño o adolescente en la relación con los demás (dentro o fuera de la escuela).
  • Otras manifestaciones de alteración del estado de ánimo del niño o el adolescente.
  • El niño o el adolescente presenta comportamientos de autoestimulación compulsiva.
  • El niño o el adolescente presenta comportamientos sexualizados inadecuados por la edad.
  • El niño o el adolescente está adoptando roles que no le corresponden por edad.

1.3. Desarrollo y aprendizaje del niño o el adolescente

  • El niño o el adolescente presenta dificultades destacables en los aprendizajes escolares.
  • El niño o el adolescente presenta un retraso en el desarrollo.
  • El niño o el adolescente a menudo tiene dificultades en el control de esfínteres.
  • El niño o el adolescente presenta problemas con la asistencia escolar.

 1.4. Relación de los progenitores, tutores o guardadores con el niño o el adolescente

  • Los progenitores, tutores o guardadores manifiestan rechazo hacia el niño o el adolescente.
  • El seguimiento y control de la salud del niño o el adolescente no parece el adecuado.
  • Hay sospechas de manipulación de la salud del niño por parte de los progenitores, tutores o guardadores.
  • Los progenitores, tutores o guardadores aíslan al niño o al adolescente del entorno social.
  • Los progenitores, tutores o guardadores se despreocupan de sus actividades escolares y de ocio.
  • Los progenitores, tutores o guardadores no atienden a las necesidades básicas del niño o el adolescente.
  • Los progenitores, tutores o guardadores aterrorizan o intimidan al niño o al adolescente.
  • Los progenitores, tutores o guardadores pueden estar explotando o corrompiendo al niño o al adolescente.
  • Los progenitores, tutores o guardadores muestran incapacidad de control del niño o adolescente.
  • Los progenitores, tutores o guardadores muestran pautas educativas no adecuadas con el niño o el adolescente.
  • Los progenitores, tutores o guardadores han desatendido gravemente y/o han agredido al niño antes de nacer.
  • Situaciones que hacen que el niño o el adolescente se encuentre gravemente desprotegido.
  • Los progenitores, tutores o guardadores pueden estar maltratando físicamente o abusando sexualmente del niño o adolescente.
  • El niño o el adolescente está viviendo en un entorno familiar violento.

1.5. Contexto social, familiar y personal del niño o el adolescente

  • Los progenitores, tutores o guardadores pueden tener una adicción al alcohol u otras drogas.
  • Los progenitores, tutores o guardadores pueden estar sufriendo algún trastorno mental.
  • Los progenitores, tutores o guardadores presentan una discapacidad intelectual.
  • Los progenitores, tutores o guardadores presentan una enfermedad física.
  • La vivienda no presenta unas condiciones mínimas de habitabilidad e higiene para el niño o el adolescente.
  • Antecedentes de violencia o de abuso sexual en la historia familiar.
  • Los progenitores, tutores o guardadores tienen una historia personal de desprotección infantil.
  • Situación familiar de especial consideración.
  • El núcleo familiar tiene dificultades sociales, económicas y/o de organización.
  • El núcleo familiar vive en un contexto social de especial consideración.
  • Los progenitores, tutores o guardadores presentan un aspecto físico muy desfavorable.
  • Las condiciones personales del niño o el adolescente pueden hacerlo más vulnerable.

2. LAS LISTAS DE INDICADORES PARA DETECTAR LAS SITUACIONES DE RIESGO Y DE DESAMPARO EN SUPUESTOS DE MENORES Y ADOLESCENTES

Se encuentran definidas en los artículos 102 (situaciones de riesgo) y 105 (desamparo) de la Ley 14/2010, de 27 de mayo, de los derechos y las oportunidades en la infancia y la adolescencia; y se dirigen a los órganos administrativos de la Generalitat de Catalunya competentes para la protección de los niños y adolescentes.

2.1. Situaciones de riesgo y desamparo

  • Falta de escolarización, absentismo o abandono escolar.
  • Situación compatible con negligencia.
  • Situación compatible con abandono.
  • Situación compatible con maltrato prenatal.
  • Situación compatible con maltrato psíquico y emocional.
  • Situación compatible con maltrato físico.
  • Situación compatible con abuso sexual.
  • Situación compatible con explotación laboral, delictiva o sexual.
  • Situación compatible con sumisión químico-farmacéutica/síndrome de Münchausen por poderes.
  • Incapacidad de contener la conducta del niño o adolescente.
  • Circunstancias en la situación sociofamiliar que condicionan para ejercer las funciones de guardador/a.
  • Prácticas discriminatorias por razón de género, orientación sexual u otras
  • Riesgo/Mutilación genital femenina (MGF).
  • Instrumentalización de niños y adolescentes en el conflicto entre los adultos.
  • Violencia machista.

2.2. Situación personal, familiar y social del niño o el adolescente

  • Niño o adolescente
  • Progenitores, tutores o guardadores del niño o adolescente
  • Entorno social y familiar del niño o el adolescente

3. LISTAS APLICADAS POR SERVICIOS SOCIALES PARA VALORAR EL RIESGO O DESAMPARO DEL MENOR

Listas previstas en apoyo del artículo 25 de la Ley 14/2010, de los derechos y las oportunidades en la infancia y en la adolescencia.

3.1. Indicadores de maltrato

  • Maltrato físico.
  • Abandono físico o negligencia.
  • Maltrato – abandono emocional.
  • Abuso sexual.
  • Maltrato prenatal.
  • Abandono.
  • Explotación sexual.
  • Explotación delictiva.
  • Explotación laboral.
  • Sumisión químico-farmacéutica/síndrome de Münchausen por poderes.
  • Riesgo / Mutilación genital femenina.
  • Incapacidad de contener la conducta del niño o adolescente.
  • Instrumentalización del niño o adolescente en el conflicto entre los adultos.
  • Violencia machista.
  • Prácticas discriminatorias por razón de género, orientación sexual u otras.
  • Falta de escolarización, absentismo o abandono escolar.
  • Circunstancias en la situación sociofamiliar que condicionan para desempeñar las funciones de guardador.

3.2. Factores de riesgo/protección

  • Características personales del niño o adolescente.
  • Características personales de los padres, tutores o guardadores.
  • Estudios o formación y habilidades de los padres, tutores o guardadores.
  • Antecedentes de los padres, tutores o guardadores.
  • Características familiares.
  • Relaciones de pareja.
  • Relaciones de los padres, tutores o guardadores con el niño o el adolescente.
  • Características de la vivienda.
  • Red familiar y social.
  • Situación económica de la familia.
  • Situación laboral de los miembros de la familia.
  • Características de la comunidad.

ESCALAS DE VALORACIÓN

4. ESCALA APGAR

La escala APGAR familiar fue creada en 1978 por el Dr. Gabriel Smilkstein, quien diseñó un instrumento con el que poder analizar el estado funcional de la familia a través de la percepción que tienen de ella sus propios miembros. Esta escala es un breve cuestionario de 5 preguntas que miden la adaptación, la participación, el crecimiento, la afectividad y la capacidad resolutiva o recursos.

  • Adaptación: capacidad de usar recursos intra y extra familiares a fin de resolver problemas en situaciones de crisis.
  • Participación: implicación de los miembros en la toma de decisiones y responsabilidades familiares.
  • Gradiente de recurso personal (Crecimiento): logro alcanzado en la maduración emocional y física, y en la auto-realización alcanzada gracias al apoyo y al asesoramiento entre los miembros de la familia.
  • Afecto: relación de amor, cariño, respeto y atención existente entre los miembros familiares.
  • Recursos: compromiso de dedicación a los demás miembros familiares, en cuanto a espacio, tiempo, recursos económicos…  Atendiendo necesidades emocionales y físicas.

5. ESCALA EPV-R

La escala revisada de Predicción del riesgo de violencia grave contra la pareja o expareja(EPV-R) pretende predecir la probabilidad de manifestación de un determinado tipo de agresión violenta contra la pareja o ex-pareja, para proponer y adoptar decisiones de protección individualizados para la víctima. Ha sido el resultado de revisar la escala previa EPV (Echeburúa, Fernández-Montalvo, Corral & López-Goñi, 2009). Ambas escalas distinguen entre “violencia grave” o “alta violencia” y “violencia menos grave” o “baja violencia”. Por “violencia grave” entienden cualquier tipo de comportamiento violento físico que intenta causar un daño grave e incluso matar (homicidios o tentativas, empleo de armas u objetos peligrosos o producción de lesiones), y por “violencia menos grave” cualquier otra manifestación física o psíquica que no cumple estos criterios. Ambas escalas tratan de predecir la violencia “grave”.

La versión revisada (EPV-R, Echeburúa, Amor, Loinaz y Corral. 2010) contempla las mismas variables clínicas y está compuesta por los mismos 20 ítems de la escala EPV, si bien cambia la cuantificación de cada uno, los puntos de corte para la toma de decisiones, y proporciona un tratamiento para las respuestas omitidas. Los 20 ítems se agrupan en 5 apartados:

I.- Datos personales (1 ítem)

II.- Situación de la relación de pareja (2 ítems)

III.- Tipo de violencia (7 ítems)

IV.- Perfil del agresor (7 ítems)

V.- Vulnerabilidad de la víctima (3 ítems)

Cada ítem recibe una determinada ponderación y es cuantificado ya sea con un máximo de 1 punto o de 3.

Una vez presentada la denuncia en la Comisaría de Policía por parte de la mujer agredida; el policía, tras entrevistar a la víctima y al agresor, aplica la escala al agresor (varones exclusivamente) para obtener el nivel de riesgo que le corresponde (bajo, moderado o alto), según su puntuación en el test y los puntos de corte establecidos. El objetivo final es hacer una predicción que permita la adopción de medidas de protección a las víctimas, cuando se produce la primera denuncia, que sean adecuadas a sus necesidades específicas y que estén basadas en criterios objetivos, en vez de en los criterios subjetivos que han venido aplicándose previamente.

En resumen, la escala EPV-R pretende facilitar una predicción objetiva de la probabilidad de violencia grave en los varones evaluados, lo que supone un claro avance en relación a la situación anterior, en la que la estimación de la peligrosidad recaía en el juicio subjetivo del receptor de la denuncia. De todos modos, estimamos que, futuras versiones de la escala debieran mejorar su sensibilidad.

GUÍA DE LA EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO EN VIOLENCIA DE GÉNERO (GAT-VIG-R)

El objetivo de dicha guía es mejorar la calidad y eficacia de la respuesta pericial en el ámbito de la violencia de género. Es decir, obtener un primer perfil sociodemográfico, psicológico y del testimonio en casos de violencia de género creíbles. Cabe decir que, es muy importante que todos los criterios sean puntuados a raíz de la obtención de un relato libre y no de preguntas concretas que vayan dirigidas a su búsqueda.

La guía de la evaluación del testimonio en violencia de género (gat-vig-r)se emplea para analizar el contenido verbal de las entrevistas realizadas con la mujer evaluada.  Dicho instrumento ayuda a diferenciar entre, los testimonios creíbles de los no creíbles en el ámbito de la violencia de género. Es aplicado por los psicólogos en los EAT (equipos de asesoramiento técnico penal), quienes informan y asesoran a los diferentes órganos judiciales para que, en la toma de decisiones, tengan en cuenta las circunstancias psicológicas que rodean a las personas denunciadas y denunciantes en un proceso penal.

Respecto a la entrevista, ésta debe ser grabada y transcrita para poder realizar el análisis de contenido posterior y debe reunir una serie de requisitos como el de no incluir preguntas inductivas o sugerentes, adaptarse a las características psicológicas del testigo y mantener un estilo narrativo libre que permita obtener la máxima información con la mínima posibilidad de influir en el relato obtenido.

Latécnica de evaluación de la validez de una declaración (Statement Validity Analysis o SVA), que es la que actualmente se utiliza, incluye una entrevista estructurada con el testimonio, el análisis del contenido de la declaración basado en criterios de calidad del relato y la evaluación global del contenido obtenido mediante una serie de cuestiones de validez.

Para evaluar el contenido narrativo se emplean los siguientes criterios:

– Discontinuidad narrativa.

– Detalles extraños.

– Reproducción de conversaciones.

– Correcciones espontáneas.

– Ambivalencia y ambigüedad hacia el agresor.

– Violencia indirecta, suscitando miedo y terror.

– Miedo a las represalias.

– Imposición e intimidad del secreto.

– Indefensión.

– Evolución violencia y progresión asimetría de poder.

– Dualidad conducta doméstica/imagen social.

– Control amplio masculino cognitivo-conductual.

– Descripción contextualizada de microviolencias.

– Estrategias de supervivencia de la mujer.

– Relato inhibido con vergüenza.

Pese a ello, queda pendiente la optimización de algunos de los criterios ya establecidos. Así, sería interesante que se incluyera un estudio con el perfil del maltratador, cuando éste hace uso de la violencia física, distinguiendo de aquél que sólo hace uso de la violencia psicológica. Debería también valorarse en los casos de violencia de género, la existencia de separaciones contenciosas y litigios por la guarda y custodia de los hijos; o incluirse un criterio que valorara el aumento o escalada de la violencia a lo largo del tiempo.

A pesar de todo lo expuesto, en la práctica, comprobamos que dichos test y guías, en ocasiones resultan manipulables, no resultando totalmente veraces.

A continuación, les dejamos artículos que pueden ser de su interés siguiendo el tema expuesto:

CAMBIOS INTRODUCIDOS POR LA NUEVA LEY DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA

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